Las películas han servido como puente para que ambos países den a conocer su cultura lejos de su continente

De todos los elementos que conforman la cultura del país, el cine no solo es uno de los más importantes, sino también uno de los más atractivos para exportarse a otros territorios y naciones. Personas como Luis Buñuel, Luis García Berlanga, Carlos Saura o Pedro Almodóvar, entre muchos otros, han logrado capturar parte de la esencia de lo español y mostrarlo por todo el mundo.

Del mismo modo, a España han llegado (e influido) películas de distintas partes del planeta, gracias a las cuales hemos podido conocer realidades tan lejanas a nuestras vidas que ni siquiera éramos capaces de imaginar. Porque, más allá de Hollywood, más allá también del internacionalmente conocido cine francés, o del séptimo arte británico, el cine ha conseguido que hoy en día muchos otros países sean conocidos por la calidad de sus películas.

Uno de los mejores ejemplos de ello es Irán. Desde la década de los 90, una Nueva Ola de directores procedentes de allí han tenido una presencia continuada en los festivales más importantes del mundo. Cannes, Berlín y Venecia han asistido a la eclosión de obras como las de Abbas Kiarostami, Ashgar Farhadi, Mohsen Makhmalbaf, Marjane Satrapi o el ganador de la última Palma de Oro, Jafar Panahi. Cineastas, todos ellos, conocidos también por sus protestas y reivindicaciones frente un país cuya deriva fundamentalista en lo político y religioso les ha enfrentado con la censura e incluso les ha llevado a la cárcel o al exilio.

La internacionalización del cine iraní ha conllevado también que muchos de estos grandísimos directores hayan puesto sus ojos en España para inspirar o realizar algunos de sus proyectos. Así, en 2018 se estrenó Todos lo saben, una película en la que Ashgar Farhadi se rodeó de algunos de los mejores actores de España (Penélope Cruz, Javier Bardem, Eduard Fernández) y otras grandes figuras como el argentino Ricardo Darín para llevar a cabo la primera gran coproducción hispano-iraní.

Todos lo saben es un thriller psicológico en el que una familia viaja desde Buenos Aires a su pequeño pueblo natal en España para asistir a la boda de su hermana, donde una repentina desaparición acaba por poner en riesgo el compromiso y desestabilizando las vidas de todos los implicados. Pese a las críticas mixtas, el proyecto tuvo un amplio recorrido tanto en las galas de premios (obtuvo 8 nominaciones en los premios Goya y compitió en el Festival de Cannes) y se convirtió en un hito histórico difícil de repetir.

“El germen del argumento fue un viaje que hice por el sur de España hace bastantes años”, contaba el director en una entrevista concedida a la Academia española de Cine, donde explicó el caso real que le inspiró para “describir a una familia y revisar su pasado”. Farhadi no sabía español y escribió el guion en farsi. “Es increíble”, reconocía posteriormente Bardem en una entrevista con La Vanguardia, “reconoce el lenguaje dramático más que el lenguaje verbal y sabe exactamente cuándo un actor o cuándo una historia está funcionando de una manera orgánica más allá de las palabras”.

Todos lo saben simboliza, en cierto modo, el vínculo que se ha ido forjando entre el cine español y el cine iraní en los últimos años. Los festivales españoles, como el de San Sebastián o la Seminci de Valladolid, han presentado también numerosas películas iraníes que, a la larga, han acabado promoviendo el intercambio académico entre centros educativos españoles y el Instituto de Cine de Teherán. Estos encuentros, a su vez, han acabado permitiendo otras colaboraciones entre ambos países.

Entre ellas cabría destacar El Recreo, un cortometraje dirigido y escrito por el director Navid Nikkah Azad, que trata sobre la muerte de Sahar Jodarayi, conocida como La Chica Azul, y que se puede ver en el canal personal del director en YouTube y en su cuenta de Instagram. En el ámbito del largometraje, por otro lado, se podría añadir la película A Man Without Shadow, un título menos conocido que pudo verse hace unos años en el Festival de Cine Asiático de Barcelona y que cuenta la historia de un documentalista cuya mujer desaparece tras un viaje a España.

Además, actualmente se están realizando otros proyectos en los que han intervenido equipos españoles e iraníes, como en Nuestra historia es una, un proyecto impulsado por la Asociación Surqalya (con sede en Las Palmas de Gran Canaria) que consiste en un documental sobre la igualdad de género en ambos países y la figura de las activistas exiliadas, dirigido por Javier Ríos y Amaya Blanco. En la misma línea, varios productores españoles se encuentran apoyando la película de Jamed Alizadeh, Metamorphosis of Narges, sobre una artista española que, tras sobrevivir a un naufragio en el Golfo Persa, se encuentra en la costa de Bushehr (sur de Irán).